La incidencia social y política es un medio poderoso para el cambio y la mejora de la sociedad. En el transcurso de este curso, exploraremos de manera profunda y reflexiva la problemática que enfrentan los adolescentes en la actualidad, centrándonos en tres aspectos fundamentales: la violencia que sufren los niños, niñas y adolescentes, la falta de áreas recreativas o espacios seguros y la preocupante falta de atención al medio ambiente. Estos temas son cruciales para entender los desafíos que los jóvenes enfrentan en su día a día y cómo la acción política puede ser una herramienta efectiva para abordar y transformar estas realidades.

Las dificultades adicionales incluyen la estigmatización social, el adultocentrismo, la falta de acceso a recursos educativos especializados, las deficiencias en los sistemas de protección y la brecha de comunicación con las autoridades competentes dificultan la atención adecuada. En muchos casos, las autoridades pueden no estar adecuadamente sensibilizadas o capacitadas para abordar las necesidades específicas de este grupo vulnerable, lo que resulta en respuestas ineficientes y a menudo insatisfactorias.

Este curso de capacitación busca abordar la problemática específica de esta población, brindándoles las herramientas necesarias para convertirse en agentes de cambio y canalizar sus experiencias hacia la incidencia social y política efectiva con las autoridades competentes.

Las Neurociencias vienen demostrando que la violencia y las emociones negativas repetidas pueden reforzar los circuitos neuronales de temor o dolor dañando los niveles de neurotrasmisores y llevando a cambios en la conectividad del cerebro. Por ello mismo, las personas que se encuentran inmersas en estados de violencia sexual tienen dificultades en la toma de decisiones, en la capacidad de planificar y organizar sus relaciones interpersonales y, asimismo, pueden presentar dificultades de memoria y la capacidad de aprendizaje puede encontrarse alterada. Estas disfunciones harían que las adolescentes víctimas de violencia sexual respondan de manera inadecuada ante estímulos que perciben como aversivos.

Por otro lado, también veremos las activaciones cerebrales asociadas con el trauma psicológico, para abordar técnicas de recuperación post traumática en adolescentes sobrevivientes de violencia sexual.

Habiendo comprendido este cerebro adolescente y el impacto de la violencia sexual, se hace necesario implementar estrategias de intervención que logren aportar en su estabilidad psíquica, física, emocional y social.

El presente curso de formación busca crear condiciones de atención a varones generadores de violencia de género con un abordaje integral. Para ello se vio necesario actuar desde otros paradigmas, buscando incluir diálogos participativos en los hombres para que, desde su perspectiva y subviniendo su situación, aporten a la reducción de la violencia de género.

Este curso te introducirá en el uso de la “Guía terapéutica de trabajo con hombres que ejercen violencia de género”, denominada Frente a frente. En esta Guía, que es la base fundamental del curso, se profundiza la intervención terapéutica a hombres generadores de violencia con el propósito de que, como profesionales del área, se tenga las destrezas necesarias para favorecer la creación de entornos sociales seguros, a partir de estrategias de intervención individual o grupal para proteger el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias.

El presente curso de formación tiene la finalidad de ofrecer a sus participantes el desarrollo y consolidación de metodologías y técnicas de intervención terapéutica destinadas a víctimas de violencia sexual. Ello supone que las personas participantes del curso adquieran determinadas capacidades terapéuticas planteadas en 3 momentos: 1. Ver-Sentir-Pensar. 2. Comprender-Nombrar-Elaborar. 3. Crear y Transformar.

El presente curso de formación tiene la finalidad de ofrecer a sus participantes, -una vez comprendida la problemática de la violencia y sus efectos en la niñez y adolescencia-, estrategias para determinar el Índice de Protección de la Niñez y Adolescencia a nivel institucional, por un lado, y para formular una Política de Protección a la Infancia, por otro, considerando tres pilares; a saber: Denuncia de la violencia, Prevención y Atención a la niñez y adolescencia víctima de violencia al interior de las instituciones.